Una mano del agro

EL APORTE DEL AGRO EN DISTINTAS AREAS

Un especialista de Agronomía de la UBA participó de un fuerte avance en materia de células madres.


Un investigador de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires participó de un avance científico de alto impacto. Veamos.
Por primera vez en el mundo, investigadores argentinos que trabajan en los Estados Unidos y en el país lograron inducir el desarrollo de óvulos congelados de mujeres sin utilizar espermatozoides.

El experimento estuvo liderado por la doctora Ester Polak de Freid, del CER Instituto Médico, y otro científico argentino, el doctor José Cibelli —uno de los pioneros mundiales de la técnica de clonación—, quien investiga en la Universidad de Michigan, EE.UU..

Entre los científicos locales participó el médico veterinario Daniel Salamone, quien —desde el Laboratorio de Biotecnología de la FAUBA— aportó su trabajo y experiencia.

Para lograr esta fecundación artificial se utilizó una técnica de reproducción asexual, llamada partogénesis, cuyo resultado podría ser una fuente futura de células madres, que servirían como “autorreparadoras” para mujeres que padecen enfermedades como los males de Alzheimer y de Parkinson, o diabetes.

En este caso no se utilizó la técnica de clonación, sino que se aplicó la partogénesis. Esta modalidad de reproducción asexuada —que se da naturalmente en especies como hormigas, pulgas de agua y abejas, y también en plantas— tiene la particularidad de que el óvulo activado empieza a desarrollarse sin llevar cromosomas masculinos.

El científico de la Facultad de Agronomía explicó que con la partogénesis los óvulos responden como si hubieran sido fecundados por los espermatozoides, es decir, que “creen que han sido activados por ellos, aunque no es así”.

Salamone señaló que —a partir de un estudio anterior de Cibelli, que demostró que pueden encontrarse células madre en óvulos de monos activados por partenogésis— se podrían hallar esas células dentro de los óvulos activados conseguidos durante la investigación, que serían compatibles con la donante del óvulo, con lo cual las mujeres podrían guardar óvulos para su uso futuro.

A la luz de este antecedente, se abre una gran expectativa con la fecundación o activación artificial de óvulos, lograda ahora en humanos con la partogénesis.

Esto se debe a que las mujeres -que hasta ahora sólo guardaban óvulos para postergar el momento de tener hijos, asegurándose óvulos de calidad, o para asegurar su fertilidad luego de recibir un tratamiento oncológico- tendrán más motivos para hacerlo.
Este descubrimiento es una novedad más en la búsqueda de células madres, un tema que ocupa a científicos, empresas y laboratorios de todo el mundo. Y participó de él un científico cuyo origen está en el agro.


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